Graves enfrentamientos se han registrado en Bruselas, Bélgica, luego que miles de agricultores europeos se concentraran en la capital comunitaria para rechazar la firma del acuerdo comercial con el Mercado Común del Sur (Mercosur).
Lo que ha comenzado como una movilización masiva de tractores se ha transformado rápidamente en un campo de batalla urbano cuando los manifestantes han intentado romper el perímetro de seguridad establecido cerca de las sedes de la Unión Europea (UE).
La policía belga ha desplegado un operativo de gran magnitud, utilizando cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que lanzaban adoquines, botellas y pirotecnia contra las líneas policiales.
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El descontento de los productores, provenientes principalmente de Francia, Bélgica e Italia, radica en lo que consideran una «competencia desleal».
Para los manifestantes, el acuerdo UE-Mercosur es visto como una «sentencia de muerte» para el sector agrícola del viejo continente.
La UE ha intentado calmar los ánimos asegurando que el tratado incluye salvaguardas suficientes para proteger la sensibilidad del mercado interno.
Sin embargo, la desconfianza es total entre los agricultores, quienes señalan que las promesas de fondos de compensación no bastan frente al impacto estructural que tendrá la liberalización del comercio de carne bovina, aves y azúcar desde los países del Cono Sur.
Los enfrentamientos han dejado un saldo de varios detenidos y daños materiales considerables en el mobiliario urbano y estaciones de metro cercanas.
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Mientras la violencia escalaba en las calles, en el interior de los edificios gubernamentales se discutía la posibilidad de postergar la firma prevista para este sábado en Brasil.
Al cierre de la jornada, la calma es precaria en la capital de la Unión Europea y el humo de las barricadas sigue siendo visible desde las oficinas del Consejo.
El impacto político de los enfrentamientos en Bruselas por el acuerdo UE-Mercosur pone en duda la viabilidad de un acuerdo que lleva más de dos décadas en gestación, dejando en evidencia que el sector agropecuario está dispuesto a todo para evitar que el pacto comercial se convierta en una realidad irreversible.
