El número de deportados latinoamericanos desde Estados Unidos ha alcanzado al menos las 200 mil personas entre enero y octubre de 2025, un aumento del 470% en comparación con los 34,293 casos reportados por ICE en el mismo periodo de 2021 bajo el gobierno de Joe Biden.
Según el recuento que hace CNN basado en datos oficiales de la región, el impacto de este endurecimiento recae principalmente sobre México, que no solo posee la comunidad hispana más grande con 38.9 millones de residentes, sino que también encabeza la lista de retornos forzados.
Los ciudadanos mexicanos representan el 53%, superando los 100 mil casos, lo que evidencia la focalización de las agencias migratorias en el grupo demográfico más numeroso del país.
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Centroamérica ocupa el segundo bloque más afectado, con Guatemala y Honduras representando el 15% y el 13% de las expulsiones, respectivamente.
Estas cifras reflejan la realidad de países marcados por la violencia y la falta de oportunidades, cuyas comunidades en el norte han crecido sustancialmente, ya que, la población guatemalteca supera los 2 millones, mientras que la hondureña ha rebasado por primera vez la marca del millón de residentes.
El recuento también destaca la situación de Sudamérica, donde naciones como Colombia, Ecuador y especialmente Venezuela han visto un incremento en los retornos.
La comunidad venezolana, que ha tenido un crecimiento explosivo del 181% en la última década debido a su crisis humanitaria, figura entre los grupos con mayor volumen de expulsiones, aunque el reporte advierte que la cifra total de la región podría ser mayor debido a la falta de datos de países como Argentina y Nicaragua.
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En el otro extremo del espectro, países como Chile y Costa Rica mantienen cifras mínimas, sumando menos de 400 deportaciones en conjunto.
La estadística de deportados latinoamericanos desde Estados Unidos es coherente con su menor representación demográfica en suelo norteamericano, donde sus comunidades son considerablemente más pequeñas en comparación con los millones de ciudadanos de México y el Triángulo Norte que enfrentan el rigor de la nueva política de migración que es impulsada por Washington.
