La COP30 comienza sus trabajos en el Amazonas brasileño con la misión de evitar el colapso de la cooperación global frente al cambio climático.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, insistió en celebrar la cumbre en plena selva amazónica, pese a la escasez de infraestructura hotelera y a los desafíos logísticos que enfrenta la organización.
«Sería más fácil realizar la COP en un país rico», declaró en agosto. «Queremos que las personas vean la situación real de los bosques, de nuestros ríos, de nuestra gente que vive allí», afirmó posteriormente.
El Amazonas, considerado un pulmón clave del planeta por su capacidad para absorber gases de efecto invernadero, enfrenta múltiples amenazas, como la deforestación, minería ilegal, contaminación, narcotráfico y violaciones de derechos contra las comunidades locales e indígenas.
¿Podrá el mundo responder unido a las proyecciones del calentamiento global?
Los delegados buscan evitar un nuevo enfrentamiento entre países ricos y en desarrollo y definir cómo financiar la reconstrucción de naciones golpeadas por desastres naturales, como Jamaica, devastada en octubre por uno de los huracanes más poderosos del siglo, o Filipinas, azotada por dos tifones mortales en menos de quince días.
Durante tres décadas, las naciones firmantes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, adoptada en Río de Janeiro en 1992, se han reunido anualmente para fortalecer el régimen climático internacional.
El mayor logro de ese proceso fue el Acuerdo de París de 2015, que comprometió a los países a limitar el aumento de la temperatura global a 2°C por encima de los niveles preindustriales, con esfuerzos para mantenerlo por debajo de 1.5°C.
Sin embargo, para lograrlo, los países deberán reducir drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente provenientes de la quema de petróleo, gas y carbón.
Por primera vez en la historia de estas reuniones, Estados Unidos, la mayor economía del mundo y segundo emisor global de gases contaminantes, no participa oficialmente.
«Este cambio climático es, en mi opinión, la mayor estafa jamás perpetrada contra el mundo. Todas estas predicciones hechas por las Naciones Unidas y muchos otros, a menudo por razones erróneas, estaban equivocadas. Fueron hechas por personas estúpidas que han costado fortunas a sus países y no han dado a esos mismos países ninguna posibilidad de éxito. Si no se alejan de esta estafa verde, sus países van a fracasar», dijo Donald Trump el pasado mes de septiembre.

