Países Bajos vive un giro político tras las recientes elecciones legislativas, marcadas por el fracaso del ultraderechista Partido de la Libertad (PVV), liderado por Geert Wilders, que perdió 11 escaños.
En contraste, las fuerzas tradicionales de centro retomaron protagonismo: el Partido Social Liberal (D66), encabezado por Rob Jetten, creció de 9 a 26 escaños, mientras que el Partido Democristiano (CDA) de Henri Bontenbal pasó de 5 a 18. Los liberales VVD seguirán siendo la fuerza bisagra en la formación del nuevo gabinete.
Analistas señalan que el resultado refleja un cansancio social ante la polarización y un deseo de estabilidad política. Expertos como Sam Van der Staak, del International IDEA, sostienen que el electorado “volvió a confiar en los partidos estables de centro”, mientras que Elizabeth Kuiper, del European Policy Centre, advierte que el reto será mantener esa esperanza con resultados concretos.
Tras meses de inestabilidad y el primer gobierno con presencia ultraderechista, Países Bajos busca ahora un regreso al consenso y a la gobernabilidad, aunque Wilders, debilitado pero no derrotado, podría intentar reagrupar fuerzas desde la oposición.
