Kevin Pérez, el policía hondureño que falleció al intentar salvar a dos niños que eran arrastrados por la corriente de agua de un quinel en San Pedro Sula, fue mototaxista antes de convertirse en el gran agente policial que fue, así lo contó uno de sus primos.
«Allá por 2012, éramos mototaxistas. Nos sentíamos como los majes de Rápidos y Furiosos, pero eso sí, siempre con un servicio de calidad. Ya en esos días se cocinaba la idea de que te fueras a la ANAPO. Y en esas horas muertas, cuando no salían pasajeros, nos poníamos a analizar si valía la pena dar ese paso», explicó el primo del fallecido.
Aquí lo dicho por el primo de Pérez a la Policía Nacional de Honduras:
Kevin Pérez fue mototaxista… aquí la historia de su primo
«Primo, Primo…», así comenzaban nuestras llamadas o cuando nos encontrábamos por ahí. Y no faltaba esa risotada compartida, como el eco de tantos recuerdos, anécdotas y sueños que siempre nos unieron. Planes grandes, pensados en pro de nuestra querida La Cuesta, S.B- HN ese lugar mágico donde nacimos, al que pertenecemos, y donde soñamos juntos todo: lo profesional y lo personal, lo real y lo imposible.

Allá por 2012, éramos mototaxistas. Nos sentíamos como los majes de Rápidos y Furiosos, pero eso sí, siempre con un servicio de calidad. Ya en esos días se cocinaba la idea de que te fueras a la ANAPO. Y en esas horas muertas, cuando no salían pasajeros, nos poníamos a analizar si valía la pena dar ese paso.
Yo estaba ahí, escuchándote, dándote mis puntos de vista desde el día de la inscripción hasta ese otro día en que entregaste la llave de la mototaxi y te lanzaste con todo. Ahí arrancaste una nueva carrera, un nuevo sueño. Y hoy… sos Inspector de Tránsito. Qué orgullo, hermano.

Mientras yo andaba en Cortés haciéndola de Teacher, vos andabas tirando humo en la Academia. Te extrañaba. Pero cuando venías libre, ¡era cachimbón!
Nos tirábamos a jugar naipes, haciéndonos trampas con las cartas; zapato que quedaba en la entrada a la casa era seguro los sendos nudos en los cordones por molestar; nos comíamos 20 naranjas como si nada; vendimos camarones juntos; fuimos a conciertos de Los Halcones. Nunca jugamos Play porque no es lo mío, pero me encantaba escucharte gritar emocionado cuando le metías goles a Didier. El cafecito juntos, sentados junto a la hornilla de mami Sofía, comiendo frijoles con huevo, tomate, y el chile que no podía faltar. Hicimos teatro, corrimos como locos en la banda, jugamos cada partido como si fuera final. Y en los mejores y peores momentos de nuestras vidas, siempre estuvimos el uno para el otro.

Hoy, desde temprano que recibí la noticia, me siento golpeado, triste. Porque más que mi primo, te convertiste en un hermano real, en un leal de esos que no se compran ni se encuentran fácilmente.
Y como siempre dijimos: un Cuesteño nunca deja solo a otro Cuesteño. Ahora más que nunca, la familia te necesita, y no vamos a parar hasta encontrarte.

Kevin, primo, primo… ¡Sos noticia nacional! Te titulan como héroe,. Y claro, nosotros, los tuyos, ya sabíamos de tus muchas hazañas. Pero ahora lo sabe todo el país, y que lo sepa el mundo entero.
La TRIBU espera tu regreso. Los niños esperan que les celebremos como siempre. Pero también van todos tus amigos a buscarte junto a mucha gente que admira lo que hoy hiciste. Tenemos la fe puesta en Dios.

Te amo, hermano. Hoy te lo escribo, porque no sé si en una nueva llamada o en un nuevo abrazo podré decírtelo… o tal vez gritarlo mientras volvés a tomar camino rumbo a la chamba.

