En medio de un ambiente cargado de dolor y solemnidad, María Claudia Tarazona llegó al Congreso de la República para rendir homenaje póstumo a su esposo, el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay. Frente a los asistentes y a los medios, pronunció unas palabras que mezclaron gratitud, fe y un llamado a la reconciliación nacional.
Tarazona inició agradeciendo “a todos los colombianos y a todas las personas que nos han acompañado en los distintos lugares del mundo durante estos dos largos y difíciles meses”. También expresó un reconocimiento especial “a todos los médicos, en cabeza del doctor Hakim, que hicieron todo lo posible y todo lo humanamente y médicamente posible por salvarle la vida a Miguel”, así como al equipo de enfermeros y enfermeras que, según dijo, “lucharon a la altura de Miguel, esa batalla que Miguel hubiera querido que dieran y que lo hicieron con altura”.
Entre pausas para contener la emoción, agradeció “por no desfallecer y estar con Miguel hasta el último minuto” y dio “infinitas gracias a Dios por haberme permitido estos dos meses al lado de Miguel, por haber aprendido a amar a Dios y a recibirlo en mi corazón”. Confesó que sin ese tiempo de preparación “hubiera sido imposible enfrentar este momento” y aseguró que la fe le dio fortaleza y le enseñó “el camino del amor”.
Recordó a su esposo como “un hombre maravilloso para nosotros, el que canta, el que juega ajedrez, el que toca piano, el que compone canciones, el que le dedicó la vida con amor y entrega a Alejandro, a mis hijas y a mí”. Y añadió que, para el país, también fue “un hombre maravilloso que soñaba con la paz y la unión de Colombia” y que anhelaba “un país donde ningún niño repitiera la historia que hoy su hijo está repitiendo”.
En un mensaje directo contra la violencia, afirmó: “Romper una familia es el acto de violencia más horrible que se pueda cometer jamás”. Por eso pidió que, para honrar a Miguel, “sólo debe haber amor en nuestros corazones” y rechazó “cualquier acto de violencia o cualquier acto de venganza por la muerte de Miguel”.
Finalmente, hizo un llamado a la justicia: “La justicia fortalece la democracia, que los seres humanos respondan por sus actos hacia un país justo… No sólo por Miguel, sino por una Colombia entera que merece vivir en paz”. Cerró su discurso con una frase que, según dijo, resume el legado de su esposo: “En los corazones de quienes amamos a Miguel… sólo debe haber unión, paz y amor”.

