El pasado 24 de mayo, el jugador croata hacía oficial su marcha del club blanco a final de temporada, tras el Mundial de Clubes. Sin rumbo fijo definido todavía, la noticia cayó como un jarro de agua fría sobre los aficionados madridistas. No fue una decisión decidida por el centrocampista sino por el club.
El jugador croata acababa contrato este verano (el 30 de junio, exactamente), y la directiva decidió no renovarlo. Una decisión que marca el fin de una era de jugadores que lo ganaron todo y que hicieron brillar al Real Madrid durante años. Y ahí, en el centro del campo, dirigiendo el juego batuta en mano, estaba Modric. El croata deja 13 años de magia, de éxito, de títulos y, sobre todo, de mucho fútbol que quedarán para siempre grabados en la historia del club.
En agosto de 2012, el club blanco pagó 42 millones de euros por él. El croata fichaba por cinco temporadas. “Es uno de los días más felices de mi carrera”, aseguró. Su debut vestido de blanco no se hizo esperar. Tan solo dos días más tarde, jugó el partido de vuelta de la Supercopa de España contra el FC Barcelona, sustituyendo a Özil. El croata, que acaba de aterrizar, conquistaba su primer título. Fue llegar y besar el santo.
Tan solo dos años más tarde, levantó su primera Champions, la décima. Fue la primera de las muchas que llegarían más tarde, dado que cuenta en su palmarés con un total de seis orejonas, a las que se suman otros títulos como 4 Ligas, 5 Mundiales de Clubes, 4 Supercopas de España, 5 Supercopas de Europa, 2 Copas del Rey y una Intercontinental. A nivel individual, también conquistó un Balón de Oro en el año 2018, pasando por delante de futbolistas como Cristiano Ronaldo y Antoine Griezmann.
Tras una temporada prácticamente vacía de títulos, a excepción de la Copa Intercontinental y la Supercopa de Europa, el Real Madrid buscaba una protagonizar una gesta en el Mundial de Clubes y despedir a Modric por todo lo alto: con su capitán levantando la copa.
En la segunda mitad, Modric entró en escena junto a Brahim y Militao para tratar de darle la vuelta al encuentro, para intentar un imposible que solo los que han vestido el escudo del Real Madrid son capaces de llevar a cabo.
Modric movió el balón por todo el césped del MetLife Stadium buscando los espacios, buscando el desmarque de sus compañeros, buscando el gol. Pero nada fue posible.


