Manchester United venció 4-1 al Athletic Club de Bilbao en Old Trafford y avanzó a la final de la UEFA Europa League (7-1 global), instancia en la que se medirá al Tottenham de Cristian Cuti Romero. Alejandro Garnacho fue titular y jugó 63 minutos. Los cambios efectuados en mitad de la segunda parte fueron claves para comenzar la remontada del local en una complicada serie resuelta en el tramo final, que incluyó un tremendo tanto desde mitad de cancha.
A la tarea titánica de revertir un 0-3 como visitante, se le sumaron varias bajas porque el Bilbao no pudo tener a su goleador, Oihan Sancet, por lesión, y siguieron la misma suerte los hermanos Nico e Iñaki Williams. Además, otra de sus figuras en la ofensiva, Gorka Guruzeta, tampoco fue titular y se vio desplazado al banco por Maroan Sannadi, quien arribó a principio de año y llegó a Inglaterra con un solo gol en 17 partidos.
Sin embargo, el Teatro de los Sueños fue una inspiración en sí misma para no darse por vencidos antes de tiempo. La firmeza del arquero Julen Agirrezabala frenó en seco un mano a mano contra Alejandro Garnacho a los 15 minutos de juego y, a la media hora de partido, llegó la estocada de la visita. Un mal rechazo de Harry Maguire hacia el medio le cedió el balón a un solitario Álvaro Djaló, quien probó un remate rechazado por un rival y la pelota cayó en los pies de Mikel Jauregizar. El joven de 21 años controló de frente al arco y sacudió un derechazo esquinado contra el palo izquierdo de André Onana para achicar distancias en el resultado global.
Los fantasmas asomaron en las sombras de un equipo que estuvo al borde de la eliminación en la ronda previa ante Olympique de Lyon. De igual manera, el anfitrión mantuvo su plan original, se mantuvo replegado por momentos y apostó a jugar con el nerviosismo de su rival conforme pasaba el reloj. Las transiciones rápidas fueron la principal arma para lastimar al fondo vasco, aunque sin letalidad en los últimos metros, hasta que Garnacho volvió a quedar frente a Agirrezabala. El Bichito quiso definir por encima de él en lugar de superarlo con un autopase y el disparo se le fue a centímetros de un palo para evitar disipar las dudas de una posible remontada de camino al entretiempo.
El descanso en los vestuarios no contribuyó a una mejora del United, que continuó teniendo el dominio desde el marcador, pero nunca impuso condiciones en Manchester y el Athletic lo arrinconó en varios tramos del complemento. El descontento del entrenador Ruben Amorim quedó a las claras con los ingresos de Mason Mount, Luke Shaw y Amad Diallo.
