Este martes, desde la chimenea instalada en la Capilla Sixtina, se elevó nuevamente humo negro, señal inequívoca de que aún no se ha alcanzado consenso entre los cardenales electores para elegir al nuevo Papa.
La tradicional “fumata negra” indica que las votaciones realizadas hasta el momento no han producido los votos necesarios dos tercios del total para proclamar al sucesor de San Pedro.
La expectativa en la Plaza de San Pedro era alta, con miles de fieles y turistas atentos al símbolo que, por siglos, ha marcado la continuidad del liderazgo en la Iglesia Católica.
Sin embargo, el humo oscuro disipó momentáneamente la esperanza de una decisión rápida, reflejando las complejas deliberaciones entre los 133 cardenales reunidos en el cónclave.
Este primer día de votación concluye sin resultados definitivos, pero con señales claras del proceso en marcha. Si la elección se prolonga, como ha sucedido en otras ocasiones, se esperan más fumatas en los días siguientes (una por la mañana y otra por la tarde) hasta que finalmente aparezca la anhelada fumata blanca, anunciando al nuevo pontífice.

