La consternación y el dolor se han apoderado de la zona insular del país, tras el fallecimiento de Angie Guerra, una menor de apenas 14 años que perdió la vida la noche del lunes 28 de abril en un trágico accidente vial.
Pero lo que ha provocado aún más indignación es el oscuro antecedente que rodea al joven conductor involucrado: ya no es la primera vez que su imprudencia al volante termina con una vida.
Angie viajaba como pasajera en una motocicleta conducida por un joven aún no identificado oficialmente, quien, según versiones de la comunidad, ya había estado implicado en un accidente anterior, con resultado fatal. En esa ocasión, otra mujer perdió la vida bajo circunstancias similares: alta velocidad, imprudencia y una moto sin control.
¿Cuántas vidas se necesitan?
El reciente suceso ocurrió en el sector de Sandy Bay, cuando la motocicleta se estrelló violentamente contra un contenedor. El impacto fue tan fuerte que el cuerpo de Angie quedó tendido sin vida sobre el pavimento.
Por su parte, el joven conductor, aunque sobrevivió, se encuentra en estado crítico en un centro hospitalario.
“¿Cuántas vidas más se necesitan perder para que se tomen cartas en el asunto?”, expresó entre lágrimas doña Marta, una vecina cercana de la familia Guerra.
“Ese muchacho ya había causado una muerte. ¿Por qué seguía manejando? ¿Por qué nadie hizo nada?” fueron posteados en comentarios de redes sociales, exigiendo justicia por la niña a la cual la vida se le apago de manera temprana.
El dolor de un padre
Ante la gran tragedia, la cual ha dejado a una familia sin su hija, el padre de la menor, aún conmocionado, lanzó un doloroso llamado de conciencia y la reflexión, esto luego de que fuera el quien le diera el permiso para salir a disfrutar.
“Le di permiso para salir. Como todo padre, quería que mi hija disfrutara, pero jamás imaginé que no volvería a verla», dijo lleno de tristeza e indignación.
Asimismo, cientos de mensajes claman por justicia, mientras otros exigen que se investigue por qué este joven, con antecedentes mortales, no fue restringido de conducir.
«No era su momento, tenía toda una vida por delante», escribió una amiga cercana de Angie.
«Los que la conocimos sabemos que era un sol, siempre con una sonrisa, soñaba con ser enfermera», comentó su prima.
La policía, por su parte, ha confirmado que la velocidad excesiva y la falta de responsabilidad al conducir siguen siendo las principales causas de los accidentes en la zona.
Además, el Sistema Estadístico Policía en Línea (Sepol) reporta 4,986 percances viales en el país hasta el 28 de abril.
Ahora, la comunidad de Roatán no solo llora la pérdida de una joven, sino que también alza la voz para que esta vez, sí se haga justicia.
