La vocera y vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, anunció este jueves el destierro de siete sacerdotes hacia Roma en una aparición en televisión nacional, aunque no explicó las razones de la medida.
Informó que los religiosos partieron el miércoles 7 de agosto rumbo a Roma. «Han llegado bien y han sido recibidos por la Santa Sede», dijo.
Organizaciones de derechos humanos denunciaron días atrás que el gobierno de Ortega detuvo en los cuatro primeros días de agosto a 12 sacerdotes.
Los religiosos pertenecían a la Diócesis de Matagalpa y Estelí, administradas en su momento por el obispo Rolando José Álvarez Lagos, de 57 años, quien fue reo político en Nicaragua durante más de un año, hasta que fue desterrado en Roma por el gobierno de Ortega tras una negociación con la Santa Sede.
«Denunciamos la intensificación de la represión contra miembros de la Iglesia católica en #Nicaragua», dijo esta semana en su cuenta de X el Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos, una de las organizaciones que contabilizaron en una docena las detenciones.
Por su parte, Martha Patricia Molina, una investigadora nicaragüense, autora de múltiples informes sobre abusos a la Iglesia católica, conversó con la Voz de América e identificó a ocho sacerdotes detenidos como: Frutos Constantino Valle Salmerón, monseñor Ulises Vega Matamoros, monseñor Edgar Sacasa Sierra, Victor Godoy, Jairo Pravia Flores, Marlon Velásquez, fray Silvio Romero y Harvin Torrez.
«Lo atribuyo al odio que tiene la pareja dictatorial Ortega-Murillo en contra de la fe católica. La dictadura ha realizado todas las ilegalidades para desaparecer a la iglesia, no lo han logrado», dijo Molina.