Varios iraníes, condenados a muerte por su implicación en las protestas contra la República Islámica, pueden ser ejecutados de forma inminente pese a la indignación internacional provocada por la primera ejecución hace unos días, según advirtieron grupos de defensa de los derechos humanos.
Una ola de protestas sacude Irán desde la muerte de Mahsa Amini, una kurda iraní de 22 años fallecida después de ser detenida por la policía de la moral por no llevar correctamente el velo.
Al menos 458 personas han muerto en la represión de las manifestaciones, según el último balance de la ONG Iran Human Rights (IHR), con sede en Noruega, y al menos 14.000 fueron detenidas, según la ONU.
Mohsen Shekari, un hombre de 23 años declarado culpable de haber atacado y herido a un paramilitar, fue ejecutado, al cabo de un juicio que varios grupos de defensa de los derechos humanos tacharon de “farsa”.
Otras diez personas fueron condenadas a la pena capital por su participación en las manifestaciones, que el poder califica de “disturbios”, informó la autoridad judicial iraní.
De acuerdo con Amnistía Internacional, Irán se “prepara para ejecutar” a Mahan Sadrat, de 22 años, tras un juicio rápido y “sumamente injusto” durante el cual fue declarado culpable de haber sacado un cuchillo en las manifestaciones, unas acusaciones que desmintió ante el tribunal.