Argentina resucita, México jadea agónico. Fueron sólo 64 minutos de ilusión. En ese lapso, México montó una fortaleza y un palacio, frágil, pero palacio de esperanza. El 0-0 era un premio transpirado. Pero, la profecía inquieta de Gerardo Martino se cumplió. Al 64´, Lionel Messi salió del limbo, pescó un disparo raso, brincón, y el castillo de naipes se desmoronó. Era el 1-0, pero el epitafio del Tri y la emancipación albiceleste terminaría en 2-0, con la limosna elegante de Enzo Fernández.










