SUDÁFRICA.- Una evangelista fue a una región conocida como «aldea de las brujas» para compartir el mensaje del Evangelio, donde miles abandonaron el ocultismo y entregaron sus vidas a Cristo.
Tamryn Klintworth y su equipo estuvieron en una comunidad de aldeas llamada Madabani, en la provincia de Limpopo, en Sudáfrica. Cercada por 20 otras aldeas, el área es conocida por su intensa cultura de brujería, incluyendo la práctica del sacrificio humano.
«En realidad, lo que se conoce como «aldea de las brujas» estaba a pocos kilómetros de donde realizamos nuestra cruzada, un lugar para el cual las brujas reveldes y sus familias son exiliadas. ¡Qué zona crítica para predicar el Evangelio!», dijo Klintworth a Charisma News.
Klintworth, que vive con su esposo en Ciudad del Cabo, capital de Sudáfrica, es fundadora del ministerio «In His Name», que busca ganar África a Jesús a través de cruzadas evangelísticas.
Mientras los cultos se realizaban en la región dominada por la brujería, la evangelista recuerda que era «como si estuviéramos sacudiendo las puertas del infierno». Miles de personas se entregaron a Jesús, fueron sanadas de enfermedades y liberadas de espíritus malignos.
Una de las personas impactadas por el poder de Dios fue la madre del jefe de una aldea cercana, llamada Sinthumule. Desde 1985, ella sufría con un dolor severo que limitaba sus actividades físicas. Durante la cruzada, tres décadas de sufrimiento llegaron a su fin.
«Mi equipo y yo enfrentamos muchos desafíos en la planificación de esta cruzada. ¿Y si hubiéramos golpeado en retirada? «Al final, estamos invadiendo la oscuridad demoníaca con las gloriosas Buenas Nuevas de la vida eterna«, dijo Tamryn.
La evangelista alienta a los cristianos a no desistir de hacer la voluntad de Dios en sus ministerios. «El Señor te ayudará. Él prometió hacer ríos fluir en el desierto y restaurar lo que fue roto», observa.
«Hay muchos perdidos en las tinieblas esperando por nosotros. No perdamos la oportunidad dada por Dios de ser los vasos a través de los cuales Él responde las oraciones, a través de los cuales Él transforma a otros para siempre», agregó.
Cuando el propósito es anunciar el Evangelio de Jesucristo, no existe región o circunstancia capaz de impedir el avance de ese objetivo
