Óscar y su pequeña Valeria fallecieron el pasado domingo, en su intento de llegar a Estados Unidos.
La fotografía de este padre con su pequeña hija dentro de su camisa, ambos muertos a la orilla del río Bravo, ha dado la vuelta al mundo, y pone en relevancia las terribles dificultades que miles de centroamericanos deben atravesar para conseguir llegar a Estados Unidos.
Desde el martes 25 de junio, la Presidencia salvadoreña indicó que Óscar Alberto Martínez Ramírez, de 25 años, y Angie Valeria, de un año y 11 meses, serían repatriados. El miércoles, el delegado regional del Instituto Tamaulipeco del Migrante, Enrique Maciel Cervantes, indicó que los cuerpos estaban en Monterrey, Nuevo León (México), y se esperaba que el jueves llegaran a El Salvador.
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El cónsul salvadoreño Rafael Rosales, fue el mediador entre Tania Vanessa Ávalos, esposa y madre de los fallecidos, y le comunicó que la presidencia cubriría el gasto por el traslado de los cuerpos, además de pagar los gastos de ella y de Milton, un amigo que acompañó a la familia en su intento de llegar a Estados Unidos.
Óscar y su pequeña Valeria serán enterrados en el cementerio La Bermeja, San Salvador, únicamente se espera la llegada de sus restos.