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SALUD – Las piscinas públicas y el riesgo de infecciones

Para evitar problemas al bañarse en piscinas públicas es imprescindible cuidar el nivel de higiene, evitar tragar agua e, inmediatamente después de salir del agua, ducharse con agua potable.

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Los niños chapotean, los adultos nadan y los abuelos se relajan. Las piscinas públicas son símbolo de diversión, esparcimiento y vacaciones en familia. El problema es que la mayor atracción del verano también alberga algunos riesgos que debemos considerar.

En estos lugares públicos, el agua puede convertirse en un efectivo canal para la transmisión de muchas infecciones capaces de afectar diversas partes de nuestro organismo. El mantenimiento y la limpieza continua son muy importantes, pero no son garantía al cien por cien.

A veces las labores de limpieza y el cloro no son suficientes para protegernos de algunos microorganismos. A continuación te contamos cuáles son las posibles problemáticas de ir a la piscina pública y cómo protegerte a ti y a los tuyos de las enfermedades.

¿Por qué existen infecciones en las piscinas?

El agua es uno de los escenarios ideales para la reproducción y supervivencia de una infinidad de microorganismos pasivos y dañinos.

El bromo y el cloro contribuyen a su eliminación, pero siempre existen factores que facilitan la contaminación. Lo peor es que el primer factor contaminante proviene de los propios bañistas. Entre los elementos susceptibles de contaminación están:

  • El orín
  • El sudor
  • Las mucosidades
  • El excremento de pájaros y otros animales

El panorama se complica cuando el agua se calienta por los rayos de sol.Todas estas condiciones unidas facilitan la rápida reproducción de bacterias y parásitos que, en ocasiones, sobreviven a las labores de limpieza.

Riesgos en las piscinas públicas

1. Virus entéricos y no entéricos

Mujer en la piscina

Los virus no entéricos son los que normalmente se asocian al baño sumergido, porque se contagian por el contacto con la piel.

  • Por ejemplo, el papiloma causa una verruga y ese tipo de afección benigna se puede transmitir estando en el agua.
  • Las manos y pies son las partes con mayor vulnerabilidad frente a estas formas de infección.

Estos ambientes también se prestan para la transmisión de afecciones entéricas. Es el caso de la ingesta involuntaria del líquido o parásitos que entran en contacto con la piel y pueden causar diarrea, vómitos y dolor de estómago.

Así mismo, el baño sumergido se presta para la transición de bacterias entéricas y no entéricas. La salmonella es una de las más comunes y se transmite por la acumulación de heces en los estanques. Asimismo, también existen otras de origen ambiental.

2. Los protozoos patógenos

Estos microorganismos también se transmiten por inhalación o ingestión de agua. El problema es que están relacionados con el alto nivel de toxicidadcreado por el uso de algunos productos químicos.

El mismo cloro con el que se pretende matar a los microorganismos puede ser detonante de los protozoos patógenos, si es utilizado de manera excesiva. El caso de las piscinas públicas con exceso de cloro también es peligroso. Este tipo de tratamiento puede generar enfermedades pulmonares, como el asma, o la erosión dental.

Según esto, los riesgos de la piscina de alguna forma estarán presentes en cada baño. El equilibrio en la limpieza es fundamental para nuestra salud.

La piscina y la piel delicada

Padre e hija en la piscina

Al entrar en contacto directo con los patógenos, la piel es quizás la parte más vulnerable de todas.

  • Por ejemplo, las personas que sufren de acné pueden verse más afectadas en sus heridas al entrar en contacto con el agua.
  • Una de las infecciones dérmicas contraídas comúnmente en estos lugares de esparcimiento es el granuloma. Son esas características pústulas secas que se posan en los codos y rodillas. Aunque no es considerado un mal grave, su tratamiento es muy lento.
  • En el agua también hay hongos y por eso no es raro contraer pie de atleta, después de una buena zambullida.

Todo lo dicho anteriormente no significa que no podamos ir a pasar un día de relajación acuática en las piscinas públicas. Existen precauciones que podemos tomar para evitar enfermar.

Cómo evitar la infección

1. Usar elementos aislantes

Las sandalias de plástico, gafas para piscina y tapones de oídos pueden salvarnos de padecimientos como el pie de atleta, las inflamaciones en los ojos y las otitis.

2. Ducha tras el baño

Beneficios de la ducha de agua fría

La ducha con agua potable es importante tras un día de baño. Llevar en el bolso un jabón ayudará a eliminar los gérmenes de la piel.

3. Evitar tragar agua

Es importante para evitar los virus entéricos que pueden afectar al sistema digestivo. Esto es fundamental en el caso de los niños. Con sus juegos y sus inicios en las diferentes modalidades de natación, tienen tendencia a tragar más agua que los adultos.

Como ves, las piscinas públicas pueden ser un foco de infección y enfermedades, sin embargo, tomando algunas precauciones, puedes minimizar el riesgo de contagio. Consulta con tu médico si tienes dudas al respecto.





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