El principio del libro de Job nos muestra a Satanás entre los ángeles, y Dios le habla sobre la ejemplar conducta de Job. Satanás argumenta diciendo que si Job honra a Dios es porque lo tiene todo: hijos, riquezas… Dios le responde: “He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él” (Job 1:12). Entonces en un día perdió a sus diez hijos y todos sus bienes. Sin embargo siguió siendo recto en medio de la prueba.
Satanás, pues, dijo que Job seguía siendo íntegro porque su salud no había sido tocada. Dios respondió: “He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida”. Y Satanás hirió a Job con una enfermedad muy dolorosa (cap. 2:7), a tal punto que deseaba morir.
Estos capítulos nos descubren un mundo invisible. Nos revelan que Satanás, el enemigo de los hombres, y sobre todo de los creyentes, tiene acceso a Dios. Se esfuerza todo lo que puede para hacer daño, y dispone de un poder terrorífico. Sin embargo, notemos que:
–No es Satanás quien toma la iniciativa del diálogo, sino Dios.
–Cuando Dios permite que Satanás tenga cierto poder sobre Job, le fija límites precisos.
–La prueba de Job finaliza con una inmensa bendición. Esto es lo que Dios tenía en vista desde el principio. ¡Sin saberlo, Satanás actuó a favor de Job!
Hijos de Dios, no temamos, Dios es nuestro Padre, nos ama, y Satanás solo puede actuar con su permiso, para nuestro bien final.