En el nivel más bajo de la escala
Hoy en día se habla de «ascensor social» para referirse al conjunto de medios que permiten a las personas mejorar su condición en la sociedad. Pero Dios quiere hacer mucho más. Él nos pone a todos, desde el punto de vista moral, en el mismo plano: “No hay diferencia, por cuanto todos pecaron” (Romanos 3:22-23). Si nos consideramos a nosotros mismos de forma realista, debemos reconocer que esta apreciación de Dios es totalmente justa. Pero al llegar a esta conclusión, Dios no nos deja sin recursos, pues nos dice que si creemos en Jesucristo, su Hijo, nos ofrece su gracia y su perdón. ¡Sí, todos los hombres pecaron, pero todos los que creen son “justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”! (Romanos 3:24). “No hay acepción de personas para con Dios” (Romanos 2:11), no hay parcialidad.
La Biblia presenta numerosos ejemplos de personas que, en nuestra opinión, se hallaban «en el nivel más bajo de la escala», y que fueron «exaltadas» porque confiaron en Dios:
–En la parábola, Lázaro era un hombre pobre y lleno de llagas, las cuales los perros lamían, y deseaba comer las migajas que caían de la mesa del hombre rico (Lucas 16:19-31). Cuando murió fue “llevado por los ángeles” al paraíso (Lucas 16:22).
–El ladrón crucificado al lado de Jesús reconoció sus crímenes ante el Señor y recibió esta respuesta: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43).
No hay una situación desesperada hasta tal punto que Dios no pueda atraernos a él.